[...] Habéis conservado las huellas que os dejó su mano alegre o nerviosa; las lágrimas que le hizo verter una pena de libro o de vida quizá las conserváis todavía prisioneras; la luz que hizo brillar o hirió sus ojos os dio ese cálido color. Os toco estremecido, ansioso de vuestras revelaciones, inquieto por vuestro silencio. Pero, ¡ay!, acaso, como vosotras, seres encantadores y frágiles, fue ella insensible, inconsciente de su propia gracia. Acaso su belleza más real estuvo en mi deseo. Ella vivió su vida, pero acaso sólo yo la he soñado.
¡Pintapollos Trotskistas! y otros artículos, de Fernando Arrabal
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En 1971 Fernando Arrabal se encontraba veraneando en el Mar Menor cuando
fue detenido y llevado a comisaría. Los esbirros del régimen que lo
detuvieron no ...
Hace 5 años
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