Naturalmente, prosigue Bernstein, la importancia de las municipalidades va en aumento, pero "a mí me parece dudoso que la primera tarea de la democracia sea esta abolición (Auflösung -literalmente: disolución) de los Estados modernos y la transformación completa (Umwandlung: cambio radical) de su organización, tal como Marx y Proudhon la conciben (formación de la Asamblea Nacional con delegados de las asambleas provinciales o regionales, integradas a su vez por delegados de las comunas), desapareciendo completamente todas las formas anteriores de las representacioines nacionales" (Bernstein, Las premisas, págs.134 y 136, edición alemana de 1899).
Esto es sencillamente monstruoso: ¡confundir las concepciones de Marx sobre la "destrucción del Poder estatal, del parásito", con el federalismo de Proudhon! Pero esto no es casual, pues al oportunista no se le pasa siquiera por las mientes que aquí Marx no habla en manera alguna del federalismo por oposición al centralismo, sino de la destrucción de la vieja máquina burguesa del Estado, existente en todos los países burgueses.