¡TIEMPO HAY, TIEMPO HUBO, PERO YA NO LO HABRÁ JAMÁS!
Retrato del artista adolescente. James Joyce

VIVE LA VIDA DE MODO QUE EL TEMOR A LA MUERTE NO PUEDA ENTRAR NUNCA EN TU CORAZÓN
Enseñanzas. Wabasha (1718-1799), jefe de los sioux santee
Las Enseñanzas de Wabasha también han sido atribuidas a Tecumseh (1768-1813), jefe shawnee; Toro Sentado (1831-1890), jefe de los sioux hunkpapa; Caballo Loco (1840-1877), jefe de los sioux oglala; y Wovoka (1856-1932), hechicero paiute

viernes, 13 de febrero de 2009

"JEAN COCTEAU: EL SECRETO PROFESIONAL Y OTROS TEXTOS", de BIBLIOTECA PERSONAL de JORGE LUIS BORGES

JEAN COCTEAU: EL SECRETO PROFESIONAL Y OTROS TEXTOS

Nunca sabremos si el hábito francés (y hoy del mundo) de encarar la literatura en función de la historia de la literatura y de sus vaivenes fue benéfico o perjudicial para Jean Cocteau. Entró con menos resignación que entusiasmo en ese curioso juego de escuelas, de convicciones, de cambios de manifiestos y de polémicas. A los diecisiete años ya era famoso. Creyó siempre, como el caballero Marino, que el fin del arte es el asombro. Prohijó los sucesivos ismos sin excluir al movimiento Dadá. Fue amigo de Breton, de Tzara, de Maritain, de Picasso, de Satie, de Apollinaire y de Stravinski. Prefirió las artes más públicas, el teatro y el ballet. Se batió en la Primera Guerra; la novela Thomas l'imposteur es un hermoso monumento de aquella etapa, que nunca le agradó. A la manera de Oscar Wilde, fue un hombre muy inteligente que jugaba a ser frívolo. Recordemos al pasar, la breve metáfora: guitare, trou de la morte. Pensaba, evidentemente, en la trágica guitarra del cante. El sillón académico y la conversión a la fe de Roma fueron sus últimas sorpresas.

Este libro es acaso el menos conocido y el más grato de los muchos que le debemos. Consta, más allá de los dogmáticos manifiestos, de una serie de sabias y sutiles observaciones sobre la misteriosa poesía. A diferencia de tantos críticos, Cocteau la conoció personalmente y la ejerció con felicidad. Leer este libro es conversar con su cordial fantasma.

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