No creo que el lector tenga ocasión de arrepentirse si presta a mi narración, no tanto el nocivo obstáculo de una credulidad estúpida, cuanto el supremo favor de una confianza profunda, que discuta legalmente, con una secreta simpatía, los misterios poéticos, demasiado escasos, a su propio juicio, que me encargo de revelarle, cuando la ocasión se presenta, como se ha presentado hoy inesperadamente, íntimamente impregnada de las tónicas esencias de las plantas acuáticas que la brisa refrescante transporta en esta estrofa que contiene un monstruo que se ha apropiado de los rasgos distintivos de la familia de los palmípedos.
¡Pintapollos Trotskistas! y otros artículos, de Fernando Arrabal
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En 1971 Fernando Arrabal se encontraba veraneando en el Mar Menor cuando
fue detenido y llevado a comisaría. Los esbirros del régimen que lo
detuvieron no ...
Hace 5 años
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