No creo que el lector tenga ocasión de arrepentirse si presta a mi narración, no tanto el nocivo obstáculo de una credulidad estúpida, cuanto el supremo favor de una confianza profunda, que discuta legalmente, con una secreta simpatía, los misterios poéticos, demasiado escasos, a su propio juicio, que me encargo de revelarle, cuando la ocasión se presenta, como se ha presentado hoy inesperadamente, íntimamente impregnada de las tónicas esencias de las plantas acuáticas que la brisa refrescante transporta en esta estrofa que contiene un monstruo que se ha apropiado de los rasgos distintivos de la familia de los palmípedos.
Un castillo para AK, a propósito de AK de Chris Marker (1985)
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La sangre y el suelo, ejes y valores tradicionales de conquista de poder y
terreno, de la vida concebida como lucha, la vida que late debajo de
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Hace 4 años
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